La huelga de funcionarios es importante porque debe implicar la toma de conciencia de que no estamos dispuestos a aceptar las medidas impuestas por los organismos financieros, y que tampoco aceptamos esa campaña de lavado de imagen que todos los medios están auspiciando al encender el ¿respeto? hacia los mercados.
Y la toma de conciencia es el punto de partida para recomenzar, porque lo que está en juego no es solamente la bajada de sueldos o la reforma del mercado laboral, lo que se juega en este escenario es el desmantelamiento del Estado de Bienestar. Es el modelo de Estado el que está amenazado por un neoliberalismo voraz que tiene hambre del gasto social, mientras el capital financiero pide la protección de los Gobiernos.
Más allá del papel cuestionable de algunos sindicatos, la movilización en estos momentos es un deber histórico. Decir que la huelga está condenada al fracaso, es en alguna medida reconocer el fracaso de la clase trabajadora.
De acuerdo a los cálculos de muchos ir a la huelga es perder dinero. Es cierto. Pero no ir es perder derechos.

Completamente de acuerdo.
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