"No le preguntes al extranjero su lugar de nacimiento; sino su lugar de destino"

jueves, 2 de diciembre de 2004

Edmond Jabès





Un solo vocablo basta para designar al universo –decía– pero, ¿a cuántas palabras nos hace falta recurrir para entreabrirlo?"

El extranjero te permite ser tú mismo al hacer de ti un extranjero.

"La singularidad es subversiva."

–Mi pregunta no es "¿quién eres?", sino "¿qué me aportas?"
–Lo que yo te aporto es lo que soy –le fue respondido.

No le preguntes al extranjero su lugar de nacimiento; sino su lugar de destino.

Invisible Auschwitz en su horror visible. Nada hay que ver que no haya sido visto ya.
Serenidad del mal.

"Qué infeliz ha de sentirse Dios al haber cometido tantos errores.
"Sus lágrimas son ahora las mías", escribía un sabio.
"El hombre –le respondieron– llora por Dios que ya no tiene más lágrimas desde que, con cada una de ellas, Él hizo una estrella.
"El dolor es un cielo constelado. Toda la noche está en nosotros."

Sólo podemos comunicarnos a través de la palabra, pero, ésta, al expresarnos parcialmente, vuelve imperfecta nuestra relación tanto con Dios como con el prójimo.
"Dios nos observa, dicen. Sin duda porque ha renunciado a escucharnos.
"Dios ha muerto de soledad reservando a Su creatura una suerte similar", decía.
Y agregaba: "¿Es Dios quien fracasó en Su ambición de ser el Verbo, o es el verbo el que, al no haber logrado ser Dios, se resignó a transigir con la Nada?"

La estrella siempre estará separada de la estrella. Lo que las acerca es únicamente su voluntad de brillar juntas.

"Una mirada basta para rayar lo invisible, como raya la punta de un diamante la superficie pulida del vidrio", decía un sabio.

"Así como fuiste hecho y deshecho, haz y deshaz al mundo", escribía un sabio.
"Lo desconocido nos subleva, lo desconocido nos tritura, lo desconocido nos da forma.
"Piensa. Apégate a tu pensamiento como a una mujer de la cual estuvieses locamente enamorado.
"No hay pensamiento sin deseo."

El santo está solo. El sabio tiene la edad de su soledad.

La pregunta es ésta: ¿En qué soy responsable por otro? Y, primeramente, ¿acaso lo soy?

Edmond Jabès: Un extranjero con, bajo el brazo, un libro de pequeño formato.Galaxia Gutenberg

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