La esclavitud literal en las plantaciones y explotaciones de las materias primas coloniales, que superó en sus dimensones incluso a la esclavitud de la Antigüedad, es uno de los crímenes fundacionales del sistema de producción de mercancías. Por primera vez, se puso en práctica a lo grande el "exterminio por el trabajo". Éste fue uno de los pilares de la sociedad del trabajo. El hombre blanco, que ya era portador del estigma de la autodisciplina, podía desfogar su odio reprimido a sí mismo y su complejo de inferioridad con los "salvajes". Al igual que "la mujer", no eran para él más que medio seres, entre animales y hombres, próximos a la naturaleza y primitivos. Inmanuel Kant conjeturaba con agudeza que los papiones podrían hablar si se lo propusieran, pero que no lo hacían porque tenían miedo de que entonces se les mandase a trabajar.
Este razonamiento grotesco hace recaer una luz traidora sobre la Ilustracion. El ethos del trabajo de la Modernidad, que hacía referncia en su versión protestante originaria a la gracia de Dios -y desde la Ilustración, a la ley natural- fue enmascarada como "misión civilizatoria". En este sentido, cultura es la subordinación voluntaria al trabajo; y el trabajo es masculino, blanco, "occidental". Lo contrario, la naturaleza no-humana, informe y sin cultura es femenina, de color, "exótica"; y, por lo tanto, se ha de someter a la coacción. En pocas palabras, el "universalismo" de la sociedad del trabajo es, ya en sus raíces, profundamente racista. La abstracción universal trabajo sólo se puede definir a sí mismo distanciándose de todo lo que no es absorbido por él.
Grupo Krisis: Manifiesto contra el trabajo. Barcelona. Virus. 2002
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